orgulloso homenaje

Vía Dantonmaltes

A las bisexuales químicamente puras y a las impuras también, a las que les gusta un solo hombre y muchísimas mujeres. También a las que amen a un única mujer y les vuelvan locas los hombres. Desde las lesbianas lipstick sacadas de una revista porno para hombres hasta las dragkings http://www.dellagracevolcano.com/dragkings.html. A aquéllas que desean a las mujeres por lo que las mujeres son pero también a aquéllas se arriman a otra para sublimar el deseo de un macho. A aquéllas que primero descubrieron la amistad, luego el amor y sólo al final se dieron cuenta que su sexo era el de mujer. A aquéllas que sólo tuvieron ojos para otras pero también a las que llegaron a los brazos de una mujer tras ser atravesadas por los hombres a los 20 o a los 70 años, con hijos o sin ellos. A las mujeres casadas, madres o no, amantes de sus maridos que se azoran con sueños lésbicos que no saben de dónde proceden. A las que siempre les quedará la duda del sabor del cuerpo de otra mujer. A las lesbianas de corazón roto que nunca pudieron consolidar una pareja porque nunca puedieron aprender a amar dentro de un armario. A las viudas ancianas que en el fondo de su corazón se siguen acordando de aquella compañera que les subyugó con su belleza. A las lesbianas muertas que arrastraron su tristeza pateadas por todos los totalitarismos e integrismos de nuestros siglos. A las intersexuales porno-anarco-tóxicas como Lubna http://www.pornoterrorismo.blogspot.com/ (¿habrá más como ella?). También a los varones feminizados heterosexuales tan amantes de las mujeres que se identifican completamente con ellas como el amante lesbiano http://elamantelesbiano.blogspot.com/ . A las sumisas y esclavas y también a sus amas que las disciplinan con dedicación. A los transexuales femeninos pero también los masculinos en sus viajes sin vuelta al sitio de dónde no querrian haber salido. A las lesbianas fieles pero también a las promíscuas. A las sobrias pero también a las alcohólicas y toxicómanas. A las que desean ser madres y a las que no soportan a los niños. A las que se han casado o sueñan con hacerlo pero también a aquéllas que rechazan la normalización que supone la existencia del matrimonio. Y por supuesto a aquéllas que se han divorciado, les han roto el corazón o les han sido infieles con mujer u hombre. A las lesbianas solitarias que nunca reunieron las fuerzas para romper su timidez y sus prejuicios y que nunca hicieron daño a nadie salvo a sí mismas. Las que viven y se aman en trío. A las suicidas arrojadas primero a la depresión y luego a la ventana. A las grandes valientes y terribles como Chavela Vargas, Marlene Dietrich, Gertrude Stein, Greta Garbo que se pusieron al mundo y sus convenciones por montera. A las que se pillaron el sida amando a otra mujer. A las que por buenos motivos odian a los hombres y se refugiaron en brazos más dulces. A las lesbianas luchadoras por los derechos de su opción y, en este caso, voy a hacerme una excepción a mí mismo y me van a permitir que no dedique esto a las mujeres que desde el poder persiguen o niegan derechos a otras mujeres a causa de su preferencia sexual ya sean políticas, jueces o policías.