Un único remedio para ello: una clorofila que permitiera alimentarse de luz.
No juzgar. Todos los defectos son iguales. No hay más que un defecto: carecer de la facultad para alimentarse de luz. Puesto que abolida esa facultad, todos los defectos son posibles.
"Mi alimento consiste en hacer la voluntad del Aquél que me envía" (Jn, 4, 34).No existe ningún otro bien al margen de esa facultad.
Simone Weil. La gravedad y la gracia.
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